Los celtíberos han sido uno de los pueblos prerromanos más tratados en la historiografía hispana, caracterizados por sus resistencias numantinas en las batallas, epíteto que hace honor al sitio de Numancia y su resistencia a ser invadidos en una de las batallas contra los romanos.
Entre los componentes indoeuropeos de la Hispania perromana los celtas constituyen el elemento conocido con mayor seguridad. La presencia de celtas está narrada tanto por el testimonio de los historiadores griegos y latinos, como por una abundante y variada toponomástica y epigrafía específica.
Para el siglo IV a.C. fueron desplazados del centro y norte de Europa, a consecuencia de las llegadas de otros pueblos, los grupos germánicos
La Tène es la cultura celta de la segunda Edad del Hierro estructurada en tres o cuatro períodos. Se desarrolló entre la Hallstatt y la conquista romana (450 a 50 a.C.). Aquellos que compartieron esta civilización se destacaron por la elaboración de elementos como grandes espadas, escudos alargados, grandes hebillas, fíbulas, construían sus fortificaciones en las cumbres y acuñaron su propia moneda.
El terror que provocaban los celtíberos, lo relata Tito Livio, el padre de los hermanos Tiberio y Cayo Graco, dos de los más ilustres tribunos de la plebe con los que contó Roma en toda su historia: «Cuando vieron los cuerpos mutilados por las tropas mercenarias de la península, con los brazos amputados hasta el hombro, los cuellos seccionados por completo con las cabezas separadas del tronco, las vísceras al aire y otras horribles heridas, se daban cuenta con expresiones de pánico, de la clase de guerreros y armas con los que iban a tener que combatir».
Espada de antenas atrofiadas tipo ‘Arcóbriga’
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De este conjunto de hombres dice el Teniente General Alfredo Kindelán en su obra <Europa, su forja en cien batallas> (Madrid, 1952):… habitaban unos hombres de terrible aspecto, largos el cabello y la barba, según Crátino, pero leales, hospitalarios, sobrios y altivos, según testimonios concordantes. Su ocupación preferida era luchar; tenían alma de guerreros y habían perfeccionado y completado esta predisposición congénita por el continuo batallar entre sí, al mismo tiempo que mejoraban su táctica y su armamento en las luchas al servicio de otros pueblos, (en diversos momentos, formaron parte de los ejércitos cartagineses o romanos).
La Suda bizatina (una enciclopedia escrita hacia el siglo X) lo dejó claro: «Tienen (las espadas celtíberas) una punta eficaz y doble filo cortante. Por lo cual los romanos, abandonando las espadas de sus padres, desde las guerras de Aníbal cambiaron sus espadas por las de los iberos«…. los romanos «…también adoptaron la fabricación (de las espadas hispanas), pero la bondad del hierro y el esmero de los demás detalles apenas han podido imitarlo«.
El amor a la independencia, unido con el orgullo y la altivez, era su gran característica racial. Así mismo, todas las fuentes destacan sobre las demás una característica de los pueblos hispanos: la <fides>, fidelidad, concepto que se aplicaba al conjunto de relaciones tanto personales como sociales. Con respecto a las primeras, suponía la dedicación a una personalidad destacada, por su prestigio o poder militar, ya fuera ésta nativa o extranjera. En cuanto a las «fides» sociales, garantizaban el cumplimiento de las alianzas entre ciudades y pueblos.
Además de este sentido de la lealtad manifestado en las diferentes variantes de la fides, el honor era para ellos cuestión esencial, puesto que no podían soportar que se desconfiara de su palabra o actitud.
La espada de antenas es el arma más característica de los pueblos celtíberos de nuestra península, adoptada después por los romanos como gladius hispaniensis como nos cuenta Polibio:
“Los celtíberos sobresalen en mucho entre los demás pueblos en la fabricación de espadas. Sus espadas tienen en efecto una punta resistente y un tajo cortante por los dos lados. Por lo cual los romanos desde los tiempos de Aníbal abandonaron las espadas de sus antepasados cambiándolas por las de los celtíberos. Pero si pudieron imitar la forma, nunca lograron alcanzar la calidad del hierro y la perfección de la factura”.
La espada de Arcóbriga, antecesora del gladio. Es una espada de antenas atrofiadas provista de una robusta hoja pistiliforme. Las anillas de suspensión de la vaina se adaptan perfectamente al sistema romano mediante tahalí para llevarla colgando del costado derecho, de forma que no tenga que exponer el brazo al enemigo a la hora de desenvainarla. Los celtíberos, aunque también usaban tahalí, la portaban en el costado izquierdo ya que al llevarla muy inclinada, casi horizontal, podían realizar un desenfunde muy rápido y aprovecharlo para lanzar un tajo al enemigo.
Recordemos que la técnica del hierro colado no existía en la Antigüedad y que los especialistas de la actualidad han demostrado que las alabanzas de las fuentes bibliográficas romanas no son exageradas, comparativamente hablando cuando narran que las espadas itálicas ó galas fueron de inferior calidad.
La calidad del hierro que servía para la construcción de las armas hispánicas fue alabada por los cronistas romanos, que quedaron sorprendidos por su capacidad de corte y su flexibilidad, una de las características más estimadas y buscadas en la manufactura de las mismas tanto es así que en todo el Mediterráneo se admiraba la calidad de estas armas, fabricadas con un mineral de hierro de altísima pureza. Su flexibilidad era tal que los maestros armeros la colocaban sobre sus cabezas doblándolas hasta que la punta y la empuñadura tocaban sus hombros. Si la espada volvía a su posición recta al soltarla de golpe era una obra de arte, si no se fundía para volver a fabricarla.
En 2013 la prensa dio noticia de la detención de un jubilado que a lo largo de más de 20 años, había expoliado alrededor de 4.000 piezas procedentes de los yacimientos celtíberos en Tiermes y Numancia entre muchos otros.
La policía se puso tras su pista por motivo de subastas en varias ciudades europeas de hasta 18 cascos de bronce celtíberos en perfecto estado que habían formado parte de ajuares funerarios, y de una espada.
Posiblemente se trataba de una variante de las espadas galas de la época de la Têne. El arma era de mediana longitud (55-60 cm.) con finas escotaduras paralelas y punta aguda que penetraba en las carnes causando estragos entre los legionarios romanos. Los forjadores celtíberos lograron imitar y mejorar las galas, reforzando además los cascos, corazas y escudos de protección.
La espada se difundió así ampliamente por toda la península Ibérica, ha sido hallada en diversas tumbas y representada en los relieves escultóricos de los guerreros íberos de Osuna, parte de los cuales están en el Museo del Louvre de París.
Este yacimiento es conocido por «la Pompeya española» por su grandiosidad e importancia histórica. Se han excavado unas 650 tumbas que representan sólo un 15% del total de sus sepulturas, orientadas al norte polar porque el poniente no era adecuado para los celtíberos al estar relacionados con el crepúsculo solar.
Según el informe elaborado por los expertos, los objetos proceden de un «depósito votivo» (ofrendas en altares). Entre las piezas recuperadas, la mayoría de hierro, se aprecian puntas de lanza, una espada, hojas de puñales, bocados de caballo, muserolas, regatones… Curiosamente, algunas habían sido restauradas con «cierto rigor», dice la Guardia Civil, «para facilitar su reventa o simplemente enlucirlas» para ofrecérselas a coleccionistas. Entre ellas destaca una espada tipo “La Tène” (Edad de Hierro) de la cual no existe ningún ejemplar en Burgos, solamente dos en Soria y Ávila, así como vaina de puñal tipo “Monte Bernorio-Miraveche” (ciudad fortificada cántabra).
El pasado octubre de 2018 , saltó otra noticia en la prensa: La Guardia Civil recupera una espada celtíbera de “incalculable valor” y otras 91 piezas en Burgos.
Una web especializada lo anunciaba: a la venta objetos celtíberos del siglo IV antes de Cristo. Pero en vez de presentarse compradores, lo hizo la Guardia Civil, que decomisó en domicilios de Toledo y Burgos 92 «objetos de valor incalculable»: espadas, vainas, bridas, bocados de caballo…
Las puntas de lanza celtíberas que estaban a la venta en una web llamaron la atención del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona). El anunciante fue detenido después de descubrírsele 50 piezas metálicas de «notoria antigüedad» y de «reciente expoliación», que actualmente se encuentran en el Museo de Burgos para su estudio y restauración. A raíz de estas pesquisas, los agentes localizaron el yacimiento, a los expoliadores, a los vendedores y a los receptadores.
La presencia celtíbera en nuestro país y la riqueza de sus ajuares funerarios es muy notable: espadas, puntas de lanzas, regatones, soliferreas, joyas y adornos de metal que sugieren ceremonias o rituales de tránsito a una vida ultraterrena.
Reconstrucción de una espada de antenas hecha por Javier Solé de Ancient Forge .
Fuentes:
RESISTENCIAS NUMANTINAS LOS ANTECEDENTES MÁS INDÓMITOS DEL PUEBLO ESPAÑOL.AUTOR:RABANAL, DAVID CASADO
EDITORIAL:ME GUSTA ESCRIBIR LIBROS
ISBN: 978-84-9112-417-7
https://foliosdehistorias.wordpress.com/grandes-imperios/los-celtas-o-celtiberos/
https://elpais.com/cultura/2018/10/09/actualidad/1539077808_195788.html
http://espanaeterna.blogspot.com/2010/09/la-falcata-la-espada-iberica.html
http://amodelcastillo.blogspot.com/2014/05/gladius-hispaniensis-su-origen.html
Hispania Plus Ultra 
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